martes, 24 de marzo de 2009

Los Desmemoriados

Sigo insistiendo, no es éste un blog para la crítica social, ni el púlpito de la verdad, ni el azote de los impíos, no lo es y no lo será. Sin embargo, de vez en cuando, a mi absoluto capricho y conveniencia, habrá alguna reflexión socio-política-cultural en la que manifieste, de manera paciente y sosegada, lo hasta los huevos que estoy de algunas circunstancias.

Yo no sé qué pasa ultimamente, pero poner la televisión, oir la radio o leer un periódico (tanto en su versión digital como en papel) y agarrarse un cabreo de padre y muy señor mío es todo uno.

Políticos corruptos, funcionarios que no funcionan, niñatos mentirosos y asesinos, jueces partidistas y partidarios, servidores de la ley que se sirven de la ley para servirse a sí mismos, periodistas untados, gobernantes que se ponen de perfil, ejecutivos de tres al cuarto con bonos millonarios, oportunistas de la desgracia ajena, navajeros de despacho y sede social, chulos de nuevo cuño pagando con billetes de 500 y en general, y a excepción de la página de deportes, todo una mierda pinchada en un palo.

A toda esta caterva de energúmenos, de malvados, los llamo yo los desmemoriados. Y les llamo así porque, suponiendo que alguna vez lo supieran, se les ha olvidado lo que es la vergüenza.

¿Que de qué estoy hablando?




Morgan Freeman en su papel del Juez Leonard White en "La hoguera de las vanidades" lo dice mucho mejor que yo:

"¿Racista?, ¿se atreven a llamarme racista?, les voy a decir una cosa, ¿qué importa el color de la piel de un hombre si los testigos son perjuros, si el abogado se encuentra entre los perjuros, si el fiscal del distrito es capaz de dejar a un hombre a merced de la turba con tal de ganar crédito político y hombres formados, hombres de Dios se aprovechan de ello?. ¿Es eso justicia?, Déjenme que les diga lo que es la justicia. La justicia es la ley, y la ley es el débil esfuerzo del hombre por tratar de asentar los principios de la decencia. ¡Decencia!, ¡y la decencia no es un acuerdo, no es un punto de vista o un contrato o un chanchullo!. La decencia es lo que sus abuelas les enseñaron. Está en sus huesos. Ahora váyanse a casa. Váyanse a casa y sean gente decente. Sean decentes."

Pues eso, a ver si alguno, aunque sea sólo uno, ve la escena, se lo piensa y piensa que los que nos ganamos el pan honradamente defendiendo a nuestro país, salvando vidas humanas en mesas de quirófano, divirtiendo a la gente pilotando un monoplaza una décima más rápido que nuestros adversarios o haciendo piruetas en la pista central, los que ponemos todo nuestro esfuerzo en ampliar el conocimiento humano, los que estamos orgullosos de trabajar en una empresa y no nos lucrarnos miserablemente con su hundimiento, en definitiva, los que tenemos vergüenza, no nos merecemos lo que nos hacen. Y poco o nada tiene que ver con facciones políticas.

Por cierto, la traducción es mía, así que si alguien tiene una versión mejor que hable ahora o calle para siempre.

¡Que grande Morgan Freeman!.

martes, 17 de marzo de 2009

Arrancamos

Podría pensar el lector alentado por el título del blog, que es éste un foro de reivindicación y denuncia, un lugar para protestar, enérgicamente, por la falta de espiritualidad de occidente, lo alienante de la sociedad de consumo, los abusos de la administración de justicia o el deterioro medioambiental. Se equivocaría en ese caso.

No está en mi ánimo comenzar la andadura siendo un descortés, pero aquí se hablará de lo que yo quiera, desde la última técnica de implante de prótesis mamarias, ya que soy médico, hasta misiles tierra-aire, ya que soy militar, pasando por stock options, ya que soy ejecutivo, contorsionismo, ya que me dedico al circo, set up de monoplazas, ya que soy piloto o vida extraterrestre, ya que soy astrobiólogo.

Todo ello, siempre que pueda y me apetezca, con algo de sentido del humor.

Se publicarán también, propias contadas como ajenas o ajenas contadas como propias, todas las batallitas que se me pasen por la cabeza, estén relacionadas con cualquiera de mis múltiples profesiones o no, y no puedo descartar algún relato corto de los que tanto gustan a la concurrencia.

Si la cosa va marchando bien, lo menos importante para el lector debería ser saber a qué me dedico realmente y sólo disfrutar de un rato agradable.

Para aquellos que sepáis quién soy, se ruega silencio, ya que si quisiera hacer ésto de manera pública y notoria no utilizaría un alias para ocultar mi verdadera identidad.

Sed bienvenidos, pasen y opinen.